Combate sobre España, memorias de un piloto de caza
La Guerra Civil Española es uno de los periodos más controvertidos y estudiados por la historiografía hispana contemporánea. Un sinfín de títulos sobre la contienda copan los estantes de la librerías y ofrecen distintos puntos de vista sobre los orígenes y desarrollo de unos hechos tan luctuosos como apasionantes.
Pero a veces es mejor acudir a la narración en primera persona, a la historia contada por sus protagonistas, para obtener una visión alejada del mucha veces demasiado estrecho punto de vista del historiador profesional.
Este año que acaba descubrí, o mejor dicho redescrubrí, un viejo libro de tapa de tela en la biblioteca de mi padre. Digo redescubrir porque ya cayó en mis manos durante mi más tierna infancia, como prueban unos curiosos y ahora molestos garabatos que dibujé en la portada de papel.
Combate sobre España es una pequeña joya desconocida de la literatura de la Guerra Civil. En sus páginas, don José Larios, marqués del mismo nombre, narra sus vicisitudes como aviador del bando nacional. Primero como bombardero (en el sentido más estricto del término, ya que lanzaba a mano las bombas desde la bodega de un Junkers 52) luego como piloto de caza de un Fiat CR 31, las experiencias contadas por Larios ponen de manifiesto una parte poco conocida de la contienda: la guerra aérea.
José Larios, aristócrata criado en Inglaterra, bon vivant y viajero empedernido, acude desde Gran Bretaña a su Andalucía natal para sumarse a la rebelión de los generales rebeldes. De allí, y tras un breve periodo, se enrola en las filas de la aviación de los sublevados. A partir de aquí todo serán frentes de batalla y nuevos aeródromos. Sorprende que, pese a las creencias del aviador, los republicanos, o mejor dicho los combatientes republicanos, son tratados con un respeto que podría definirse como caballeresco. Eso sí, el primer capítulo del libro se extiende sobre datos históricos y puntos de vistas personales sobre los años de la República. Es por eso que hay que leer Combate sobre España con un cierto distanciamiento en lo político. Me decía un profesor de la facultad de periodismo que siempre hay que afrontar una entrevista armado con un prejuicio, y lo mismo podría decirse de este magnífico libro. Uno tiene que acercarse a él sabiendo que se trata de las vivencias de alguien que combatió con pasión por una causa determinada. A partir de ahí, sólo puedo definir la lectura de Combate sobre España como deliciosa.
Además de acercarnos a la vida durante la guerra, a las vicisitudes de un piloto que no sabe si habrá un mañana, el libro recorre el pasaje de una España devastada por un conflicto fratricida. Lugares, gentes y anécdotas de todo tipo sazonan esta obra singular. Como aquella en la que el escritor narra cómo los integrantes de la Legión Cóndor aguardan en perfecta formación prusiana su turno a la puerta de un burdel sevillano. O cómo los soldados, a su vuelta del frente, pasaban interminables noches de juerga por los locales de la Zaragoza nocturna.
Todo ello por no hablar de los apasionantes combates sobre el cielo de Madrid o del Ebro, cuando los Fiat nacionales entablaban lucha sin cuartel con los los Policarkov soviéticos, preludio de lo que poco más tarde sucedería sobre los campos de batalla europeos.
Uno casi puede sentir la palanca de un “Chirri” (como así llamaban a los cazas nacionales) entre las manos, experimentar el miedo que se siente al tener a un “Chato” a las 6 escupiendo fuego, o sufrir todo el peso de la guerra y su locura al tener que ametrallar en cadena a una formación de infantería.
Larios llegó a capitán en las filas de los vencedores, aunque se retiró después de la guerra para vivir con su mujer y dedicarse a otros asuntos. Treinta años después de los hechos narrados, Larios escribió Combate sobre España como testimonio de unos hechos terribles y amargos, pero también apasionados y que marcaron a fuego a todos aquellos que participaron en él.
1 comentario
Walter -
Un abrazo.