El guerrero íbero
La forma de vestir de un pueblo determinado en una época es uno de los aspectos menos conocidos por aquellos que se interesan por la Historia. Así, si preguntásemos a cualquiera cómo se vestía un galo, un púnico o un íbero, pocos sabrían qué decir. Personalmente, siempre he sentido un gran interés por saber qué aspecto tenían aquellas gentes.
En especial, y por obvios motivos, los pueblos prerromanos de Hispania y, más concretamente los íberos, han suscitado mi interés. Pues bien. Nuestros antepasados, al menos los guerreros, vestían, según Tito Livio, con túnicas blancas adornadas con ribetes rojos. Otras fuentes aseguran que algunos pueblos íberos preferían el color púrpura para sus vestimentas. Sea como fuere, lo que sí compartían todos los guerreros ibéricos era la famosa falcata. Se trataba de una espada corta y muy eficiente que servía tanto para apuñalar al enemigo como para descargarle un terrible mandoble. Además, las falcatas poseían unos surcos en su hoja que permitían la entrada de aire en las heridas, lo que, en muchas ocasiones, se traducía en terribles infecciones. La falcata se ataba al cinturón de cuero adornado con piezas de bronce de forma perpendicular al eje del cuerpo. Es decir, en vez de caer a los lados se anclaban en la parte frontal. Estableciendo un paralelismo, esta espada podría considerarse como el AK-47 de la época.
En cuanto a la armadura, los íberos utilizaban rodelas de metal ancladas al cuerpo por cintas de cuero que se cruzaban en la espalda. Estas rodelas podían ser circulares (las más comunes) o cuadradas. Algunas llevaban grabados de linces o lobos, animales totémicos para los íberos. Para protegerse la cabeza, estos pueblos solían utilizar cascos de cuero. En algunos cascos, estos cascos llevaban llamativos penachos. Del intenso contacto con cartagineses y griegos se desprende que, en algunos casos, podrían haberse copiado sus diseños de cascos de bronce. En algunas zonas del sudeste peninsular, los cascos estaban cubiertos de una tela que caía a los lados y por detrás (como lo haría una larga cabellera). La parte de arriba de los mismos estaba adornada por una cimera.
Por su parte, los escudos solían ser ovalados (de tipo celta) o rendodos (caetra). Los íberos utilizaban una lanza de hierro llamada soliferrum, arma temible capaz de atravesar cascos y armaduras. En cuanto a las piernas, podían estar cubiertas con grebas de bronce.
Pese a que se podían desplazar qa caballo, los íberos nunca luchaban con caballería. Preferían el combate a pie; los caballos eran un priveligo de las clases nobles.Se trataba de pueblos muy orgullosos (algo habremos heredado) y belicoso. Fueron mercenarios muy apreciados por púnicos, griegos y romanos, quienes los utilizaron como infantería en sus guerras (se han encontrado armas ibéricas en yacimientos de Grecia, Sicilia y del norte de África).
Por último, en lo que se refiere a su aspecto físico parece ser que los íberos llevaban el pelo largo recogido en trenzas y la barba rasurada. Según los griegos, estos pueblos eran "los príncipes de Occidente".
7 comentarios
eulalia -
Ausfild -
Sólo discrepo en una cosa, la acanaladura de la espada debe tener la unica función de reducir su peso, ya que no se ha demostrado que entre aire en las heridas por las acanaladuras de las armas blancas (la piel y el músculo tienden a no dejar espàcioo lo que es lo mismo a intentar cerrarse), tampoco serviría para "sangrar" al enemigo ya que no creo que le gustara la idea de dejarse dentro la hoja a ver que pasa.
Es un error frecuente que incluso queda recogido en el Código de Armas vigente.
Un saludo, Ausfild.
http://sites.google.com/site/3aescuadraubrique/Home
Agustin -
http://laxamba.blogspot.com/2007/09/gigante-guerrero-ilergeta-endoveles.html
Jorge -
maria -
ibero1
tras
MARIA -
Saludos
Danny -